miércoles, 16 de junio de 2021

Un ser extraño


 Estas palabras van dedicadas a mi papá, quién hoy cumpliría 92 años. 

Cuando llega cada 16 de junio, recibo con alegría el día, porque es una oportunidad para recordarlo con consciencia y amor.

 

Este escrito lo hice como ejercicio para un taller de escritura que tomé, cuando recién me instalaba en España. hará ya unos 19 años.  La consigna era describir a un personaje extraño. No pude describir un personaje fantástico.  Lo primero que me vino a la cabeza fue mi papá. Lo curioso es que este texto me acercó a él. Por eso le tengo especial cariño, por eso no le he corregido ni una coma. 



Un Ser Extraño

Físicamente se parecía a sus hermanos, sobretodo a Froilán. Ambos usaban sombrero, tenían ese don del oído musical y eran los más buenmozos. Aún de viejos seguían siendo guapos. Eran unos galanes de sombrero y gabardina. De camisa a rayas y caballo. Caballeros, señores de punta en blanco.

 

Las nubes que veía mi papá desde su patio en el Ávila

                      

Yo a veces lo miraba hacer sus cuentas, no usaba calculadora, no le gustaba, tampoco la entendía. Prefería anotar sus números en una libreta y sacar porcentajes de memoria. No era bueno con los aparatos electrónicos, peor aún, no sabía poner una bombona de gas. No sabe hacer café, depende de otros buenos hombres y muchos otros dependemos de él.

 

En su cumpleaños recibió de regalo un televisor nuevo, con su respectivo control remoto y su manual de instrucciones. El televisor sigue en la misma mesa donde lo colocaron la primera vez, el control no sirve para nada y el manual ya debe estar extinto en algún quemadero de basura. Una noche me acerqué molesta y le dije:

 

¿Por qué escuchas el televisor tan alto?

 

Salí destrozada, casi me provocó lágrimas de ternura su respuesta sencilla:

 

                      No sé como bajarle el volumen, está igual que como lo pusieron.

     

Le enseñé. No sé si lo usa pero me tomé el tiempo para explicarle cada botón por si las dudas quisiera otro día cambiar de canal.


Pájaros que veía pasar mi papá por su cielo en el Ávila


Este extraño ser se levanta muy temprano todos los días, excepto los martes y sábados, los días en que le toca madrugar para ir al mercado. Este extraño ser mete sus manos limpias en la tierra y de esa misma tierra saca frutas y flores. Ha visto crecer algunos arboles, ha bebido y comido de la semilla que sembró.


Lo he visto construir muros de piedra, sellar con sus manos gastadas este rústico trabajo  arquitectónico. Lo he visto sonreír y pienso: "Ése extraño ser está muy cerca".

 

Cada vez le abro más la puerta porque tengo fe en sus palabras amables, porque seguro en su soledad me recuerda, porque lo imagino llegando con paso pausado a la casa.

 

                                                                                                  Mi papá llegando a casa 

                      

La extraña soy yo, que sí sé usar el televisor, que estoy en Barcelona en un taller de escritura, construyendo ficciones. Yo, la extraña que ha leído Kafka, que le gusta Cortázar, que sabe quién fue Borges. Mientras él,  en su mundo de infinitas verdades, es la cabeza de una familia que no sospecha de mi presencia ajena. Es el señor Francisco Borges, Aureliano como lo conocen todos. Aureliano que un buen día me llenó de bendiciones. Yo soy la hija de Aureliano. Si le preguntan a él quién soy dirá:

 

                      Mi hija Irma, la chiquita, la menor, la maraca de la casa. Está en España haciéndose artista.



                                                Una de las últimas veces que te despedí antes de volver a Barcelona 

No hay comentarios:

Publicar un comentario